VI. De la Caída del hombre, del pecado y su castigo
Capítulo 6
De la caída del hombre, del pecado y su castigo
Confesión Bautista de Londres 1689
A pesar de que Dios creó al hombre recto y perfecto, y le dio una ley justa, que hubiera sido para vida si la hubiera guardado, y amenazó con la muerte su transgresión, el hombre no la honró por mucho tiempo,1 usando Satanás la sutileza de la serpiente para subyugar a Eva y luego a través de ella seduciendo a Adán, quien sin ninguna coacción, deliberadamente transgredió la ley bajo la cual habían sido creados y también el mandato que les había sido dado, al comer del fruto prohibido,2 lo cual agradó a Dios permitir, conforme a su sabio y santo consejo, habiéndolo ordenado con el propósito de que fuera para su propia gloria.3
1. Eclesiastés 7:29; Romanos 5:12a, 14,15; Génesis 2:17; 4:25-5:3.
2. Génesis 3:1-7; 2 Corintios 11:3; 1 Timoteo 2:14.
3. Romanos 11:32-34; 2 Samuel 24:1; 1 Crónicas 21:1; 1 Reyes 22:22,23; 2 Samuel 16:10; Hechos 2:23; 4:27,28.
Por este pecado, nuestros primeros padres cayeron de su justicia y rectitud original y de su comunión con Dios, y nosotros en ellos, por lo que la muerte sobrevino a todos;1 viniendo a estar todos los hombres muertos en pecado, y totalmente corrompidos en to- das las facultades y partes del alma y del cuerpo.2
1. Génesis 3:22-24; Romanos 5:12ss.; 1Corintios 15:20-22; Salmo 51:4,5; 58:3; Efesios 2:1-3; Génesis 8:21; Proverbios 22:15.
2. Génesis 2:17; Efesios 2:1; Tito 1:15; Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 3:10-18; 1:21; Efesios 4:17-19; Juan 5:40; Romanos 8:7.
Siendo ellos la raíz de la raza humana, y estando por designio de Dios en lugar de toda la humanidad, la culpa del pecado fue imputada y la naturaleza corrompida transmitida a toda la posteridad que descendió de ellos mediante generación ordinaria, siendo ahora concebidos en pecado, y por naturaleza hijos de ira, siervos del pecado, sujetos a la muerte y a todas las demás desgracias –espirituales, temporales y eternas–, a no ser que el Señor Jesús los libere.1
1. Romanos 5:12ss.; 1 Corintios 15:20-22; Salmos 51:4,5; 58:3; Efesios 2:1-3; Génesis 8:21; Proverbios 22:15; Job 14:4; 15:14.
De esta corrupción original, por la cual estamos completamente indispuestos, inca- pacitados y opuestos a todo bien y enteramente inclinados a todo mal,1 proceden en sí todas las transgresiones.2
1. Mateo 7:17,18; 12:33-35; Lucas 6:43-45; Juan 3:3,5; 6:37,39,40,44,45,65; Romanos 3:10-12; 5:6; 7:18; 8:7,8; 1 Corintios 2:14.
2. Mateo 7:17-20; 12:33-35; 15:18-20.
La corrupción de la naturaleza permanece durante esta vida en los que son regenerados;1 y, aunque aquella sea perdonada y mortificada por medio de Cristo, ella misma y sus primeros impulsos son verdadera y propiamente pecado.2
1. 1 Juan 1:8-10; 1 Reyes 8:46; Salmos 130:3; 143:2; Proverbios 20:9; Eclesiastés 7:20; Romanos 7:14-25; Santiago 3:2.
2. Salmo 51:4,5; Proverbios 22:15; Efesios 2:3; Romanos 7:5,7,8,17,18,25; 8:3-13; Gálatas 5:17-24; Proverbios 15:26; 21:4; Génesis 8:21; Mateo 5:27,28.